Sanadores
Hay muchas preguntas teóricas y teológicas poderosas que surgieron de nuestras conversaciones con nuestres mayores.
El primer conjunto de relaciones que tuvimos que desenredar para intentar contestar estas preguntas fue el de aquellas entre los vivos y los vivos, los vivos y los muertos, los vivos y los antepasados, los vivos y los elementales, los muertos y los antepasados, los muertos y los elementales, los antepasados y los elementales, y luego todos estos en relación con la creación misma.
El segundo conjunto de relaciones que tuvimos que intentar comprender fue el de las relaciones entre personas y lugares, personas y tierras, personas y aguas, personas y plantas, personas y animales, y las relaciones más amplias entre pueblos.
El tercer grupo de relaciones que tuvimos que desenredar en nuestra propia comprensión de la “sanación” fue el que relaciona al sanador con el cuerpo, la salud, la enfermedad, la vida y la muerte. Cada una de estas relaciones tiene marcos teológicos y culturales detallados, los cuales desafían lo que entendemos del “ser”. A veces, la enfermedad no se localiza en el cuerpo físico, sino dentro de un conjunto de malas relaciones entre los vivos y los muertos. A veces, la envidia es suficiente para producir una crisis de salud. Pero ¿qué es la envidia? ¿Es una energía? ¿Un espíritu? ¿Un ser? La respuesta a eso dependía de la sanadora.
¿Qué es la sanación en el contexto de las tradiciones afro-indígenas? Dentro del marco colonial cristiano, la sanación a veces se conceptualiza como un punto final, algo que logramos mediante intervenciones médicas, religiosas, psicológicas o de otro tipo. Estás enferme, entonces ya no estás enferme. Estás sanade, curade o a salvo. Pero ¿qué sucede cuando la salvación, la curación o la salud perfecta no son deseadas ni alcanzables? ¿Qué pasa cuando las condiciones con las que vives son permanentes? ¿Cuándo las condiciones en las que vive tu familia son permanentes? ¿O cuándo el cambio no es un punto final, sino un ciclo de profundización, crecimiento y expansión? ¿Y si lo único que tenemos es el conjunto de herramientas con las que podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para lograr nuestros destinos?
Y, por último, tras varios años conduciendo nuestra investigación aprendimos sobre el marco del “conocimiento ecológico tradicional”-traditional ecological knowledge o TEK. Si bien este marco es muy debatido, lo encontramos útil para reflexionar sobre cómo las luchas de les guardianes de conocimientos y sanadores tradicionales en el Caribe están vinculades con los de otros pueblos indígenas y desplazados en todo el hemisferio, incluidas las comunidades indígenas y negras en el Pacífico Noroeste. Cuando hablamos de TEK, nos referimos al concepto de conocimiento indígena, que Melissa K. Nelson define como “los múltiples sistemas de conocimiento, epistemologías, cosmovisiones y prácticas tradicionales de los aproximadamente 370 millones de pueblos indígenas del mundo” (“Indigenous Science and Traditional Ecological Knowledge: Persistence in Place” en The World of Indigenous North America (edited by Robert Warrior), Routledge, 2014, p. 88). La parte tradicional de TEK se refiere a aquellas prácticas culturales, conocimientos y formas de ser que han sido “practicados o utilizados por los antepasados de un grupo indígena y se han transmitido intergeneracionalmente a través de la tradición oral” (Nelson, 190 – 191). En este proyecto documentamos específicamente conocimientos tradicionales valorados y preservados por los pueblos, la cultura y/o la comunidad indígena y afrodescendiente. El término ecológico se refiere a las relaciones y al contexto que nombramos anteriormente. Y el conocimiento –como aprendimos de nuestros mayores en el proceso de entrevistas– es una forma muy práctica de garantizar una vida saludable.
Requiere entonces tomar en cuenta toda esta serie de relaciones para poder comenzar conversaciones sobre cómo ayudar a alguien a recuperarse de la hepatitis, o el trabajo de una sanadora para detener la violencia sexual, o tratamientos para mediar la enfermedad mental y el dolor. En un caso se nos explicó un dolor de cabeza como un bloqueo que se producía por la falta de luz en la coronilla de la persona. Esta falta de luz fue producida porque la persona estaba rodeada de quienes no le deseaban el bien, de personas envidiosas, de personas con malas intenciones. En otro caso, la enfermedad mental – depresión severa – nos fue explicada como una situación en la cual a la persona le “robaron la cabeza” y fue remediada mediante una misa espiritista en la que intervinieron los muertos y los antepasados para localizar a la persona que había causado el daño. La tuberculosis se explicó como una bacteria, pero esta había penetrado en los pulmones no por exposición física, sino porque el espíritu de la persona estaba debilitado. Para sacar la tuberculosis del cuerpo, la persona tenía que preparar un brebaje con hojas machucadas y leche, todos los días, pero también recibir curación de manos de la curandera que le había brindado el diagnóstico y tratamiento original. Esa curación incluía la oración por el cuerpo de la persona y una vigilancia constante sobre sus preparaciones a base de hierbas. El caso de sífilis en una mujer, se explicó, es tratable con una botella (una combinación de hierbas), pero solo si la persona también reza a Santa Marta para que la ayude a vencer los malos deseos que le envían sus parejas sexuales. Estas son solo algunas de las historias que escuchamos.
La sanación también requiere crear espacios para transmitir conocimientos ecológicos y medicinales a través de las generaciones. Sanación es reclamar tierras indígenas robadas por la colonización y el genocidio; recordar públicamente las historias negras de un lugar; cuidar las aguas dónde les ancestres tomaban o pescaban; re-aprender a sostener fuentes de comidas tradicionales utilizando fuegos culturales.
Estos son solo algunos de los cuentos que oímos.
Mientras nos adentramos más profundamente en las historias de les mayores en el Caribe y el Pacífico Noroeste, encontramos personas cuyo servicio sana la Tierra, una persona, una planta, a la vez. Son guardians de conocimiento que quieren sostener la vida en todas sus manifestaciones.
Aquí, proporcionamos algunos breves vistazos en el mundo de nuestres mayores, atisbos que entendemos conducen a otras formas de ser y conocer.
¿Quiénes somos?
Luis Fidel y Adela sanan a su comunidad con yerbas medicinales y rezos.
Daniela prepara botellas con yerbas que curan muchas enfermedades, incluyendo sífilis.
Doña Lydia es una líder del movimiento campesino que comparte el uso tradicional de las plantas.
Tuwaliri Paketzalli ha recreado un bosque medicinal en su casa en la montaña.
Abbebe Oshun ofrece multiples modalidades de sanación en su casa.
Milady y Amelia son guardianas de la tradición regla de osha y palo monte.
Jannes Martínez abre camino para la regla de osha en Seattle.
Myrna y RaheNi comparten medicinas herbales y tradicionales en las islas y Estados Unidos.
Chiquita y Héctor Luis cuidan la pequeña finca ancestral de su familia con varios de sus hermanos.
Mery y Johnny mantienen vivos conocimientos culinarios y de sanación tradicionales.
Colección Ogún: Chimbe ha servido a los misterios y comunidades por más de 40 años.
Colección Ogún: Doña Graciela es devota de San Antonio y “madre” de muches servidores.
Colección Ogún: Rafelito de los Congos de Villa Mella cuida a su comunidad igual que su abuelo.
Colección Ogún: Ramoncito es devoto de San Antonio e “hijo” de Graciela.
Joe revitaliza fuegos culturales, comidas y cuidado del agua.
Gwen sana recordando historias negras y protegiendo la tierra.